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El cese de Trump a la ayuda humanitaria diluye la esperanza de reconstruir Afganistán

Sin embargo, los talibanes dijeron que la mayor parte de estos recursos financieros se emplearon "para sus propios gastos" en lugar de en ayuda humanitaria.

Kabul, 8 feb (EFE).- El final de la ayuda humanitaria procedente de Estados Unidos, motor vital para el desarrollo de Afganistán, amenaza con iniciar un efecto dominó devastador para este país dominado por los talibanes, paralizando no solo su economía, sino también sectores como la educación o la salud, e incluso la retirada de minas que siguen activas desde la guerra en el país.

Afganistán es una de las naciones más dependientes de la ayuda que Estados Unidos proporciona a países de todo el mundo a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), que en el año 2023 ascendió a más de 800 millones de dólares, según datos del Gobierno estadounidense.

Sin embargo, la reciente suspensión de estas ayudas, siguiendo una decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suponen un nuevo obstáculo para el arduo desarrollo de Afganistán, y ya ha provocado el cese de las operaciones de medio centenar de organizaciones humanitarias en la nación asiática.

Una de ellas es ‘Ayuda Popular Noruega’, uno de los principales operadores de limpieza de minas antipersona en el mundo, y que trabajaba desde 2017 para hacer de Afganistán un país libre de estos artefactos explosivos, que son la herencia de varias décadas de guerra.

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Afganistán es el tercer país con más minas en el mundo, según el ránking ‘Desminado 2023’, en gran parte instaladas por las fuerzas talibanes que ahora ocupan el poder.

“Según las cifras disponibles, 1.150 kilómetros cuadrados están contaminados con minas terrestres, que consisten en 5.145 zonas en 34 provincias, 296 distritos y 1.700 aldeas en Afganistán”, dijo a EFE Aimal Safi, supervisor adjunto del programa de coordinación de la Dirección de Acción contra las Minas de Afganistán, dependiente del Gobierno de facto de los talibanes.

Sin la ayuda exterior, Safi sostuvo que la retirada de los explosivos “se verá afectada en cierta medida”, lo que supodrá una amenaza para la población.

Una crisis que se agudiza

La frágil economía afgana, sumida en una profunda crisis, será una de las principales perjudicadas por el fin de la ayuda humanitaria estadounidense.

“Más de la mitad de la población recibe ayuda directa e indirecta, que en su mayoría proviene de la ayuda estadounidense. Tras el anuncio del recorte de la ayuda, los precios subieron, la moneda afgana se devaluó, más de cincuenta ONG despidieron a sus empleados y se produjo una clara reducción de todas las actividades humanitarias de la ONU”, dijo a EFE el analista económico Mohammad Arif.

Una de las beneficiarias es Roida Azizi, quien transmitió a EFE su temor por lo que deparará el fin de las ayudas para su negocio de productos lácteos, que era parcialmente financiado gracias a la Usaid.

“Trabajé duro durante dos años para establecer este negocio, invertí todo mi capital, pero si no puedo recibir el apoyo, perderé todo”, explicó esta empresaria de la provincia nororiental de Badakhshan.

La falta de fondos también repercutirá sobre sectores como la educación o la salud. Son numerosos los hospitales y clínicas que dependen de la financiación extranjera para operar, y denuncian una escasez de suministros y medicamentos esenciales.

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“Debido a la falta de presupuesto, ya hemos perdido médicos cualificados en los hospitales y nos enfrentamos a una escasez de medicamentos críticos. Si la decisión de suspensión continúa, no solo interrumpirá los servicios, sino que costará vidas”, dijo a EFE un médico del hospital gubernamental de la provincia sureña de Kandahar.

Las instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial, ya habían detenido anteriormente proyectos debido a las políticas restrictivas de los talibanes hacia los derechos de las mujeres, lo que sumado al fin de la ayuda estadounidense, deja a Afganistán con pocos salvavidas económicos.

Los talibanes le restan importancia

Consultados por el cese de la ayuda estadounidense, los talibanes minimizaron su papel en el desarrollo del país, y aseguraron que todos los planes de desarrollo se financian con fuentes internas

“La suspensión de la ayuda no tiene ningún impacto en nuestros indicadores económicos, ya que toda nuestra planificación del desarrollo económico se financia con nuestros recursos internos y no depende de la ayuda exterior”, dijo a EFE el portavoz del Ministerio de Economía, Abdul Rahman Habib.

Esta declaración sigue la línea de la postura mostrada por los fundamentalistas ante el informe SIGAR, que afirmó esta semana que en los últimos tres años Estados Unidos ha gastado 3.710 millones de dólares en Afganistán.

Sin embargo, los talibanes dijeron que la mayor parte de estos recursos financieros se emplearon “para sus propios gastos” en lugar de en ayuda humanitaria.

EFE

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