Estados Unidos

Lo que se sabe del latino que hurtó el bolso de la Secretaria de Seguridad de EE.UU., Kristi Noem

Mientras las autoridades intentan determinar el paradero del segundo involucrado y evaluar el posible uso indebido de los documentos sustraídos, el caso deja abierta una discusión sobre la vulnerabilidad de quienes manejan información sensible en contextos aparentemente cotidianos.

Redacción Panas en Utah.- Un audaz robo ocurrido en el corazón de Washington D. C. mantiene en alerta a las autoridades federales. El incidente, que tuvo como víctima a Kristi Noem, Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), ocurrió en el restaurante Capital Burger mientras cenaba con su familia. El sospechoso: Mario Bustamante Leiva, de nacionalidad chilena y 49 años de edad, fue arrestado el sábado 27 de abril.

El hombre que ingresó ilegalmente al país se convirtió en el principal sospechoso tras llevarse el bolso de Noem en una operación rápida y calculada. El fiscal federal Ed Martin confirmó que el detenido permanece bajo custodia y que su estatus migratorio es irregular. La investigación sigue en curso y apunta a un segundo implicado, también sin documentación legal.

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Las cámaras de seguridad del restaurante captaron el momento en el que el sospechoso ingresó con el rostro cubierto, subió a la planta alta, se sentó cerca de la funcionaria y utilizó su pie para atraer el bolso hacia su silla. Luego lo ocultó bajo su chaqueta y salió del local caminando tranquilamente, incluso pasando junto a dos agentes del Servicio Secreto que estaban de civil en el primer piso.

El fiscal Martin aseguró que el hombre actuó con precisión y conocimiento. “No era un improvisado. Sabía lo que hacía. Inspeccionó el lugar y ejecutó el robo con destreza”, declaró en una entrevista difundida por NBC News.

El contenido del bolso robado genera gran preocupación. Según el informe citado por el mismo medio, contenía 3.000 dólares en efectivo, documentos oficiales, cheques en blanco, tarjetas bancarias, la credencial de acceso al DHS, el pasaporte y las llaves personales de Noem.

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El incidente pone en tela de juicio la efectividad de los protocolos de protección en espacios públicos, especialmente cuando involucran a altos funcionarios del gobierno federal. La presencia de personal de seguridad no logró impedir el delito ni alertó sobre un comportamiento sospechoso en tiempo real.

Mientras las autoridades intentan determinar el paradero del segundo involucrado y evaluar el posible uso indebido de los documentos sustraídos, el caso deja abierta una discusión sobre la vulnerabilidad de quienes manejan información sensible en contextos aparentemente cotidianos.

¿Hasta qué punto puede un ladrón evadir la seguridad nacional? Esta pregunta resuena hoy en las oficinas del DHS.

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