Ciudad de Panamá, 22 ago (EFE).- Al menos 45 migrantes fallecieron en lo que va de año «al tratar de cruzar el territorio panameño», a través de la selva del Darién, la frontera natural con Colombia que en 2024 han recorrido más de 230.00 personas en su camino hacia Norteamérica, informaron hace unos días las autoridades panameñas.
El ministro de Seguridad Pública, Frank Ábrego, dijo que «este año unas 45 personas han perdido la vida al tratar de cruzar el territorio panameño», tras hacer un «recorrido» por las comunidades de Cañas Blancas, Bajo Chiquito y Lajas Blanca, donde hay albergues que prestan ayuda humanitaria a los migrantes que cruzan el Darién, según un comunicado.
«Como dijo el señor presidente, José Raúl Mulino, la frontera de EE.UU. con México ya no está en el río Bravo, está aquí en el río Tuquesa, en la selva del Darién, por lo que se está tratando de que toda persona que llegue hasta aquí y quiera repatriarse, voluntariamente lo haga», afirmó el líder de la cartera de Seguridad panameña.
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El ministro panameño reiteró, nuevamente, que la travesía por el Darién es «mortal», tanto que incluso afecta a los agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) con golpes de calor pese a ser «entrenados para este tipo de labores».
No se sabe con exactitud el número de fallecidos, pero, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y su Proyecto Migrantes Desaparecidos, desde enero de este año hasta el pasado julio han muerto o desaparecido por el Darién unas 135 personas, la mayoría por ahogamiento.
En lo que va de año, más de 230.00 migrantes han cruzado esa peligrosa selva desde el sur del continente para llegar hasta Estados Unidos o Canadá en busca de mejores condiciones de vida. La mayoría son venezolanos pero también hay de Colombia, Ecuador o asiáticos como de la India o China.
Este flujo ha ido aumentado progresivamente con los años hasta llegar a la inédita cifra de 520.000 transeúntes en 2023, según datos oficiales de Panamá. Se espera que este año se supere ese número, pese a los esfuerzos para frenar la migración, y las autoridades han advertido de una posible ola de venezolanos por la situación de su país tras las elecciones.
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Las autoridades panameñas sostienen que detrás de esa crisis humanitaria en el Darién hay organizaciones del crimen organizado lucrándose por medio de «coyotes» que los guían hasta un punto y luego los dejan solos en medio de la selva.
«Las personas que llegan aquí vienen guiadas por coyotes, por habitantes nuestros, pero que al enfrentarte a esto sin ninguna preparación física, puedes sufrir un golpe de calor, baja de la moral y posteriormente se echan a morir», sostuvo hoy Ábrego.
El nuevo Gobierno panameño, que asumió el poder el pasado 1 de julio, ha desplegado varias medidas para frenar esa ola migratoria haciendo un acuerdo con EE.UU. para devolver en vuelos financiados por ese país a migrantes e instalando «barreras perimetrales» (vallas de púas) en algunos puntos para «canalizar» el flujo.
El Gobierno defiende que el bloqueo de las trochas (pasos no autorizados) han bajado las cifras en julio en comparación con el mes anterior al igual que, dicen, el pasado miércoles llegaron a uno de los albergues unos 500 migrantes, «lo que muestra una disminución de un 30% en el flujo migratorio, en comparación con el mismo mes del año pasado», según el comunicado de hoy del Ministerio de Seguridad panameño.
EFE